10 dudas frecuentes que surgen al apuntar a los hijos a un campamento de verano
Es normal estresarse un poco o sentir cierta inseguridad el acompañar a los hijos a sus primeras experiencias lejos de casa. A todos los padres y madres nos ha pasado, la primera vez que llevamos a nuestros hijos a la guardería, luego cuando los llevamos al colegio y ahora que han crecido un poco, cuando los llevamos por primera vez a un campamento de verano. Nos pueden surgir dudas y preocupaciones al respecto, y esto es completamente normal. Pero no por ello hay que dejar de apuntarles a un campamento, ya que es una experiencia con la que aprenderán y pasarán un tiempo inolvidable.
Hay que animar a los hijos a que se enfrenten a situaciones nuevas y retos que les ayuden a desarrollarse como personas. Un campamento de verano es una experiencia de aprendizaje tanto para los niños, como para toda la familia. Los campamentos de verano son una oportunidad perfecta para practicar deportes, desconectar de la tecnología, practicar idiomas (en nuestro caso, inglés), hacer teatro, manualidades, talleres, escalada, excursiones, surf o simplemente de tener una experiencia diferente a las que están acostumbrados. Pero sobre todo, es el momento idóneo para aprender a convivir, a disfrutar de cierta autonomía y a asumir ciertas responsabilidades. Además, tendrán que aceptar nuevas normas de convivencia y acostumbrarse al trato con otros niños y monitores. Éstas son solo algunas de las grandes ventajas de un programa de este tipo que supone un incremento en su independencia y sociabilidad.
Para resolver las preguntas más frecuentes que surgen cuando estamos mirando campamentos de verano, os dejamos aquí respuestas a algunas de esas preguntas:
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¿Qué pasa si nuestros hijos no quieren ir?
Sin duda, una de las grandes ventajas de ir a un campamento de verano es aprender a socializarse. Vuestros hijos aprenderán a relacionarse, a ser más abiertos y a respetar a los demás. Harán nuevas amistades con las que compartirán juegos, experiencias y actividades. Como los campamentos suelen ser espacios libres de tecnologías, los niños tendrán que aprender a gestionar su tiempo libre mediante la socialización y el juego, trabajando así también su capacidad de atención y creatividad. Una de las principales herramientas de socialización es la habilidad para comunicarse; algo que se trabaja enormemente durante los campamentos de verano. La relación constante con el resto del grupo y los monitores hace que los niños tengan que poner en práctica multitud de habilidades sociales: escuchar, comunicarse, dialogar, negociar, argumentar. En nuestro CBS Summer Camp se crea un gran sentimiento de grupo y de compañerismo, algo que es muy importante durante la infancia y la adolescencia, pero también durante la madurez.
2. ¿Se lo pasarán bien? ¿Harán amigos?
Sí, sin ninguna duda. Durante un campamento de verano, los niños realizan multitud de actividades, juegos y excursiones en grupo que están cuidadosamente organizadas y planificadas para garantizar la cohesión dentro del grupo y la integración de todos los niños; especialmente de los más tímidos. Además, durante los campamentos, los niños, entre otras cosas, aprenderán a socializarse y poco a poco verán cómo les cuesta menos hacer amigos y disfrutan más de la interacción con el resto.
3. Pero, ¿no nos echarán de menos?
¡Por supuesto! ¡Y vosotros a ellos! Pero es algo natural, sobre todo si vuestros hijos no han ido antes a un campamento de verano. De hecho, es muy probable que seáis vosotros los que no sepáis qué hacer con tanto silencio de golpe en casa. Lo más normal es que durante los primeros días, los niños todavía estén acostumbrándose a estar fuera de casa, pero enseguida se habrán habituado a ello y comenzarán a disfrutar y a pasárselo en grande. En un campamento el día está repleto de actividades y los niños están muy entretenidos, por lo que, prácticamente no tendrán tiempo de estar pensando en sus padres. Y de hecho, luego les ocurrirá lo contrario, ¡no se querrán ir!
4. ¿Tendrán miedo por las noches?
Si vuestros niños suelen tener miedo por las noches, no es de extrañar que puedan tenerlo también en un campamento. Pero debido al cansancio que produce el elevado ritmo de actividad del campamento, los niños caen rendidos a la hora de dormir. En cualquier caso no hay que olvidar que disponemos de un cualificado grupo de monitores que sabe cómo lidiar a la perfección con cualquier circunstancia o necesidad de los niños.